Liberando la Inflamación y la Tormenta de Citoquinas
Cuando un virus respiratorio infecta los pulmones, cada tos o estornudo puede liberar gotitas en el aire que contienen virus infecciosos. Cuando una persona se infecta, puede mostrar síntomas que van desde leves, similares a aquellos de la gripe, hasta un caso grave de infección. Los síntomas típicos son fiebre, tos seca, dolor muscular, fatiga y, en casos graves, dificultad para respirar o falta de aliento.
Para destruir el virus, el sistema inmunológico recluta células inmunitarias inflamatorias para ayudar al cuerpo a combatir la infección. Estas células inflamatorias inundan un área para atacar y destruir a los patógenos. Si el cuerpo tiene éxito en el control de la infección, y si se encuentra en equilibrio, las respuestas inflamatorias disminuyen y comienza el proceso natural de sanación.
Sin embargo, si el sistema inmunológico no puede eliminar la infección, la respuesta inflamatoria aumenta y se produce una alta inflamación, lo que provoca daños en el tejido pulmonar sano.
Una vez que se ha producido el daño pulmonar, se convierte en un entorno idóneo para que las bacterias y otros patógenos se multipliquen, lo que en muchas ocasiones resulta en neumonía. Los pacientes infectados pueden desarrollar neumonía de tipo bilateral (es decir, en ambos pulmones) como ha ocurrido durante la epidemia actual. En este punto, si existe disponibilidad de equipos, a los pacientes se les pueden conectar a ventiladores para ayudarlos a respirar.
La muerte puede ocurrir si los pulmones, inundados con líquidos y otros desechos celulares, no pueden absorber oxígeno. A veces, incluso si la persona sobrevive, la respuesta inflamatoria excesiva puede provocar cicatrices y rigidez de los pulmones y daño pulmonar permanente.
Además de las reacciones específicas de los pulmones, la inflamación descontrolada puede provocar una “tormenta de citoquinas” o una afección llamada síndrome de liberación de citoquinas [las citoquinas son mensajeros inmunes]. Este fenómeno es el resultado de que el sistema inmunológico se vuelva “corrupto” y libere cascadas de células y proteínas inmunes inflamatorias (citoquinas). La embestida de la inflamación puede abrumar al cuerpo, lo que lleva a una caída de la presión arterial, a la debilitación de los vasos sanguíneos pulmonares, la incapacidad del oxígeno para llegar a los órganos, insuficiencia de los órganos e incluso la muerte.
Esta “tormenta” puede ser activada por una infección viral o bacteriana significativa u otros problemas de salud. A principios de la década de los 2000, el síndrome de tormenta de citoquinas resultó en la muerte de muchas personas infectadas con SARS. Es probable que las tormentas de citoquinas desempeñen un papel importante en la muerte de las personas, tanto jóvenes como de la tercera edad, durante la epidemia actual.
Resumen
Algunas condiciones pueden inducir la liberación de cantidades masivas de células inflamatorias y sus citoquinas, resultando en niveles significativos de una inflamación incontrolable. Mantener el sistema inmunológico en homeostasis, o en equilibrio, puede neutralizar tales respuestas.
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